En mayo de 1928 Joaquín
Alvarez fundó la ferretería Álvarez en la calle Miracruz,
en el corazón del barrio de Gros de San Sebastián. Al morir
el patriarca de la familia, procedente de Alava, el establecimiento pasó
a su esposa Genoveva Barahona que, al fallecer, dejó el negocio como
herencia a sus tres hijos: Joaquín, José Luis y Alberto. Este
último junto con su mujer, Mª Pilar Ganzarain Arancegui, han
sido los que a lo largo de los años se han hecho cargo del establecimiento.
Dos de sus cuatro hijos, Alberto y Lourdes, son los que actualmente se hacen
cargo de llevar adelante la ferretería, acompañados por Javier
Montero. |